Después de unos días comiéndome la cabeza sobre que hablar este jueves, de la manera más tonta y tras una graciosa conversación me vino la inspiración. Durante dos años hemos hablado de muchas cosas en este blog, libros, hombres, tallas, amistades fallidas, sexo, más sexo y más libros, pero hay de algo que no hemos hablado y hoy es el día.
Hoy vamos a hablar de esa amiga, esa que todas tenemos en nuestras vidas, esa que te saca de quicio muchas veces pero que también te saca muchas sonrisas y carcajadas cuando más las necesitas. Esa amiga que sin palabras sabes que va a estar hay. Esa con la que discutes y piensas que se va a desatar la tercera guerra mundial pero que a los cinco minutos vuelve a reinar la calma o eso esperas.
Y como no puedo hablar por boca de todas las mejores amigas del mundo, os voy a hablar de la mía. Yo tengo una mejor amiga peculiar, parecernos lo que se dice parecernos nos parecemos poco… pero yo creo que esas cosas en las que tanto nos diferenciamos son las que más nos unen. Si tuviera que describirla con dos o tres palabras serian, loca, leal y “Eternamente niña”. Puede que tenga mil fallos, mil cosas y razones por las que hay veces que quiero matarla, pero no puedo, porque pienso “Y luego a quien le doy el coñazo a las dos de la mañana” “A quien le mando esas fotos de Harry Potter que nadie más entiende” “A quien arrastro a la casa del libro contra su voluntad” y a esas preguntas solo hay una respuesta… a ella.
Han pasado cinco años, cinco años aguantándonos mutuamente y creo que esos cinco años se merecen un premio, por que aguantarnos no es fácil. Hemos pasado momentos malos, muy malos, pero también momentos buenos, momentos en los que hemos estado la una para la otra, momentos en los que hemos hecho de “madre” y echado sermones, momentos de risa, momentos de caídas, de canciones y de mil cosas más.
Y aunque en estos cinco años no haya conseguido que vea Titanic puede que dentro de otros cinco lo consiga… habrá que verlo.
Hoy le quiero dar las gracias, puede que me desespere, que nos chillemos y nos mandemos muy lejos, pueden que pasen muchas cosas pero también la quiero, con su locura, su mala leche y su forma de cantar a grito pelado una canción que la gusta.
Por eso si tienes “esa amiga” esa que os vuelve locas pero a la que queréis con locura, pararos un minuto a pensar, pensar en todos esos momentos que habéis vivido, en esas sonrisas y en todo lo que ella significa en vuestras vidas. Y darles las gracias, cuidar a esas personas que día a día son vuestro apoyo, porque si algo he aprendido en este tiempo es que la vida es efímera y que cuando menos te los esperas se acaba.
Por eso palerdita de mi corazón gracias por estos cinco años.
