Pues una persona normal, más loca que cuerda, con muchas ganas de sonreír a la vida y muy poco dada a los dramas. Alguien sencillo y sin pretensiones, con muchas historia en la cabeza, casi tantas como ganas de compartirlas.

Dicen que escribo. Yo lo llamo soñar en papel.

Por una lado, la necesidad de ponerme en mi lugar (un demonio muy cabrón me retó a que yo lo hiciera cuando me puse a desproticar de una novela), y por otro, la de sacar de una vez por todas aquellas historias que no me dejaban a veces dormir.

Creo que, simplemente, ocurrió.

Mi vida es escribir, así que la mujer y la esposa normalmente quedan relegadas a un segundo plano.

Siempre lo he dicho: soy una esclava de las Musas. Estoy a su entera merced.

Comencé autopublicando casi al mismo tiempo que obtuve una oferta editorial. Los Ocultos me han dado muchas alegrías, y algún que otro quebradero de cabeza, pero junto a Clarita fueron los primeros (en publicarse, me refiero) y aprendí mucho del mundo literario en general. Escribir una novela junto a Helen C. Rogue fue la mar de divertido, pero es algo que no se puede (ni se debe) hacer con todo el mundo. Se precisa de afinidad y de dejar los egos a un lado. En general todos me han dado alegrías, pero con la que más estoy disfrutando es con Highlander tenías que ser. ¿Próximas? Pues la novela ganadora del certamen Vestales /Leer y leer y este año probablemente alguna sorpresa más.

 

Ni con los primeros ni con los siguientes ha sido mi intención asombrar. Yo solo pretendo plasmar lo que veo y… Ya. Cuando escribo no busco sino sacarme lo que llevo dentro y emocionarme a su paso. Nada más.

Y no puedo decir gran cosa…

Libros no sé. Historias seis. O siete. Los personajes mandan, jajajaja.

Ronan: Chulo.

Leo: Bestia (tal cual)

Alfa: prepotente.

Dolfo: atormentado.

Dru: Enigmático.

Mael: Hijodeputaconmayúsculas.

Mi niña bonita (hasta que llegó HTQS) siempre ha sido Clarita y su mundo de Yupi, pero me gusta más la publicación tradicional. Ambas son igualmente válidas. Estoy contenta en general, pues ya comenté que no soy una persona con grandes pretensiones. Con una persona que me lea y se emocione al leerla tanto como yo al escribirla, me doy por satisfecha, y eso se consigue con o sin editorial mediante. ¿Prestigio? Bueno, tal vez. Y quizá un mercado más amplio… Depende de lo que se busque. 

Histórica (Entre dos bandos). En realidad, empecé con este género y es con el que más a gusto me siento. El suspense y la policiaca también me atraen. Por supuesto, novela negra/gótica (Anima Nigrum)… 

Y creo que ya, XD. Ni erótica, ni juvenil ni infantil entran en mis planes.

Las escenas de sexo. Me obligo a recrearme, a dar más detalles (tanto visuales como sentimentales), a no ir al pim pam pum, fuera. Eso, y las descripciones de objetos inanimados. Sé que son necesarias en ocasiones, pero uffff, llevo fatal eso de describir una estancia mueble a mueble, adorno a adorno. Soy más introspectiva…

Depende. En tercera persona me es indiferente, pero en primera persona me es más cómodo hacerlo desde el punto de vista masculino, aunque estoy probando con la primera persona femenina y no está mal. Ya veremos.

Nervios, alegría, euforia, desconcierto, recelo, alerta, incredulidad. Todo eso y más.

Siempre pensada y organizada. Ahora, luego las Musas (o los musos, no vamos a hacer discriminación por género), hacen lo que les viene en ganan. Ya dije que mi vida consiste en una servidumbre eterna hacia esas perras… Grrrrrr.

El lazarillo de Tormes fue la primera novela que me marcó. Creo que todos mis protagonistas tienen esa faceta de anti—héroe de Lázaro. El Quijote aportó a mi mundo esa dosis de locura y la idea de no tomarme nada en serio. 

Pero la que más me marcó, mi novela de mesilla de noche, la que me leo dos veces al año desde 1993, es Caprice, de Sarah Hylton.

Si hablamos de críticas, como tales, como yo entiendo este concepto, muy en serio. Sea positiva o negativa siempre aporta algo bueno, un punto de vista que quizá se nos ha escapado, una llamada de atención a algo que debemos mejorar, o erradicar, de nuestras novelas.

Luego están las opiniones personales. Ahí no puedo hacer nada, y me tomo la reseña (si es negativa) con resignación. No puedes gustar a todo el mundo, y he comprobado que lo que a unos entusiasman, a otros les chirria. Es lo primero que aprendes, a no pretender tener contentos a todos.

Que si lo hacen por miedo, que se lancen a la piscina sin dudarlo. Pero que, se animen a hacerlo o no, nunca dejen de escribir. Que jamás pierdan el entusiasmo de ponerse frente a una hoja en blanco.

Todo lo demás, publicación, críticas, reconocimiento, éxito…, nada de eso importa.

A ti por darme la oportunidad. Gracias!!