FRENTE AL ESPEJO (Reflexión)
13 noviembre
Hoy me he dado cuenta de que no me miró en el espejo.
Hace tiempo que no lo hago.
Muchas veces hablamos de complejos, de aceptarnos tal y como somos, de querernos con nuestros más y nuestros menos.
Y es algo que hago día a día. Me quiero, con mis cosas buenas y con las malas, con mis estrías y mi celulitis.
Pero hoy me he dado cuenta de que hace mucho tiempo que evitó mirarme en el espejo.
Y no digo que antes de salir de casa no lo haga.
Pero no lo hago cuando salgo de la ducha. Paso por delante como si fuera una pared de hormigón que no refleja nada. He preferido vivir en la ignorancia a ver los cambios que daba mi cuerpo. He preferido amar mis errores y no ver más allá de lo que había en mí. Pero siempre por mucho que lo intentemos, siempre quedará algo dentro de nosotras que hará sentir pequeña, un rescoldo de esos miedos e inseguridades que durante tantos años han formado parte de nosotros. Algo que nos hará muchas veces no querer mirar en el espejo.
Y creo que eso no debería ser así... El miedo es natural, por mucho que nos queramos, nos aceptemos y si nos sale una estría nueva sea una más del grupo, todo eso está bien.
Pero también deberíamos perder el miedo a la hora de ver cómo nuestro cuerpo cambia, para mejor o para peor. Para sentirnos seguras, valientes.
Para sentir que todos esos complejos, esas inseguridades que nos devuelven la mirada desde el espejo, no son nada si nosotras no les damos la suficiente importancia.
Hace tiempo que no lo hago.
Muchas veces hablamos de complejos, de aceptarnos tal y como somos, de querernos con nuestros más y nuestros menos.
Y es algo que hago día a día. Me quiero, con mis cosas buenas y con las malas, con mis estrías y mi celulitis.
Pero hoy me he dado cuenta de que hace mucho tiempo que evitó mirarme en el espejo.
Y no digo que antes de salir de casa no lo haga.
Pero no lo hago cuando salgo de la ducha. Paso por delante como si fuera una pared de hormigón que no refleja nada. He preferido vivir en la ignorancia a ver los cambios que daba mi cuerpo. He preferido amar mis errores y no ver más allá de lo que había en mí. Pero siempre por mucho que lo intentemos, siempre quedará algo dentro de nosotras que hará sentir pequeña, un rescoldo de esos miedos e inseguridades que durante tantos años han formado parte de nosotros. Algo que nos hará muchas veces no querer mirar en el espejo.
Y creo que eso no debería ser así... El miedo es natural, por mucho que nos queramos, nos aceptemos y si nos sale una estría nueva sea una más del grupo, todo eso está bien.
Pero también deberíamos perder el miedo a la hora de ver cómo nuestro cuerpo cambia, para mejor o para peor. Para sentirnos seguras, valientes.
Para sentir que todos esos complejos, esas inseguridades que nos devuelven la mirada desde el espejo, no son nada si nosotras no les damos la suficiente importancia.
Puede que mi cuerpo cambie, que no sea perfecto, puede que nunca lo sea, que nunca me termine de gustar, quien sabe puede que nunca me termine de sentir cómoda, pero si me sentiré segura de lo que tengo, con lo bueno y con lo malo. He cogido peso y lo he perdido, me han salido estrías en sitios que pensé que sería imposible, me he peleado con la talla de sujetador desde siempre y tengo celulitis, piel de naranja o como lo queráis llamar. Pero están ahí, en mi cuerpo y aunque no los mire, no se van a marchar.
Probablemente me cueste un tiempo mirarme en el espejo, quién sabe. Pero siempre hay que dar un primer paso en la dirección que sea.
Probablemente me cueste un tiempo mirarme en el espejo, quién sabe. Pero siempre hay que dar un primer paso en la dirección que sea.
Sandra
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